Volver a la verdad con el COVID-19
Nos hemos acostumbrado a un estilo y ritmo de vida acelerado donde el amor y la familia quedaron en un segundo plano, donde lo superficial y falso cobra más importancia que lo bello y real. Hemos creado un lugar donde nos exigimos mantener lujos y objetos materiales a costa de la tranquilidad y el calor del hogar, despreciando por falta de tiempo una buena compañía.
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Dejando así que los hijos crezcan solos o criados por otros, sin mirar de cerca su desarrollo y perdiéndonos del envejecimiento de nuestros padres.
Somos hasta hoy una especie destructiva y desconsidera con el prójimo y con la madre tierra, creyéndonos de verdad esa historia egoísta y soberbia que nos enseñaron de pequeños en la escuela.
Que el hombre es el rey de la naturaleza o que somos dioses jugando a ser tontos, más bien somos tontos jugando a ser dioses que sacrificamos nuestra felicidad de manera consiente pensando que mañana seremos más felices con la infelicidad de Hoy, llamando a eso sacrificio y así nos pasamos la vida sacrificando el presente por una auto promesa de un mejor y feliz futuro.
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Con esta crisis mundial nos hemos tenido que aislar en nuestras casas con poco o ningún contacto con el mundo exterior, volviendo a lo verdaderamente importante como es la familia, desayunar y cenar juntos, mantener una conversación con la pareja y con los hijos, incluso darnos cuenta cuanto han crecido enterándonos que ya escuchan El reguetón (reggaetón) y no la vaca lola, volver a escuchar las historias de los abuelos teniendo que brindarles protección y respeto como naturalmente debe ser.
Lo mismo pasa con el dolor crónico y la fibromialgia que muchas veces tienen un componente emocional de gran estrés como gatillo desencadenante de la enfermedad y/o de las crisis, un mal vivir, con miedo a cambiar la zona de confort por muy mala que sea, mantener una relación toxica y estando rodeados de personas que aumentan el circulo vicioso del estrés, dolor, mal dormir, más estrés y consecuentemente más dolor.
Debemos cambiar como personas y hacer de este mundo un mejor lugar donde vivir, comenzando con la búsqueda de la propia felicidad ya que sabemos que es incierto el mañana. Debemos aprender de esta crisis actual para volver a lo esencial y verdadero.
Los pacientes con fibromialgia y dolor crónico son unos verdaderos maestros de la superación y la adaptabilidad, asumidores por excelencia de nuevos retos, siendo cada día uno y el poder levantase de la cama y continuar con su vida.
Todos y cada uno de estas personas tenía una vida antes de enfermar siendo algunos profesionales de la salud, ingenieros , otros oficios e incluso amas de casa , Ya que el dolor y la fibromialgia no conocen de estratos socioeconómicos ni credo o religión.
Mi invitación, incluyéndome a mi mismo es tomar conciencia de lo verdaderamente importante, tratar de ser feliz Hoy, compartir con la familia, amar y proteger a nuestros ancianos y dejar ir lo que nos hace infeliz.
Es triste que haya sido necesaria una pandemia mundial para mirar hacia atrás y valorar el hoy como lo que es “Un presente”. Pero no es tarde para cambiar la dirección de la humanidad, ser feliz y dejarles a nuestros hijos un mejor planeta.
