No somos héroes: volver a la verdad con el COVID-19 Parte II

No soy un héroe, soy solo un médico, un profesional de la salud con vocación de servicio, soy un ser humano con necesidades, sueños y dificultades, soy una persona como cualquiera de ustedes con triunfos y derrotas con una profesión  altruista que exige una dedicación y abnegación especial que sufre ante el dolor del otro y no podemos escondernos ante la enfermedad.

Aunque nuestra  propia seguridad y salud este en juego, donde nuestras familias nos esperan en casa sin saber si al regresar podemos llevar el virus con nosotros, sin embargo sabemos que hace  parte de nuestra labor y debemos correr los riesgos inherentes  la misma.

Agradeciendo profundamente esos aplausos en unísono que con su ritmo hicieron vibrar las fibras más internas del corazón, que con seguridad la mayoría fueron sinceros y productos del espíritu como reconocimiento a nuestra labor y entrega, pero honestamente no los considero necesarios ya que es nuestro trabajo y para lo que nos preparamos con entereza y dedicación que es “salvar vidas”.

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Por lo contrario, considero que algunos de esos aplausos fueron solo un gesto de desesperación de una sociedad que pide que alguien se sacrifique en su nombre, más sin embargo salen a pasear en un puente festivo en plena pandemia y se aglomeran en las terminales de transporte el martes al regresar a sus casas.

La misma sociedad que llega tarde a la consulta médica y si no los atendemos sacan a relucir nuestra “poca ética profesional” ¿acaso es antiético sacar el tiempo para almorzar? ¿Es antiético querer cumplir nuestra jornada y desear estar con nuestras familias?, la misma sociedad que nos dice que comemos por ellos sin saber que nuestros aportes de seguridad social y altos impuestos; ayudan a subsidiar a las familias menos favorecidas para tener un servicio de salud.

Todos somos parte de un engranaje social donde todos dependemos de los otros para que esta máquina llamada sociedad pueda marchar y ser fructífera para el bienestar común, “Todos comemos por los otros”.

Considero que ser trabajador de la salud es un compromiso del alma y que muchas veces la retribución económica no representa lo merecido ni el desgaste físico y emocional al que estamos expuestos día a día.

Un abrazo caluroso de hermandad a todos los trabajadores de la salud; médicos, somos la cabeza y quienes tomamos la decisión difícil en momentos de estrés muchas veces acertadas y otras pocas no, enfermeras/os, motor indiscutible de nuestro sistema de salud, verdaderos soldados que pelean continuamente sin descanso contra la enfermedad y la muerte, demás ciencias afines colaboradoras como bacteriólogos, fisioterapeutas, fonoaudiólogos, nutrición, etc.

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Infinitas gracias por sus aplausos, pero más que eso necesitamos mejores condiciones laborales, respeto con reconocimiento real y verdadero de la sociedad y las empresas contratantes.

Dr Alberto Enrique Ramírez García

MD especialista en Anestesiología

Especialista en Dolor y cuidado Paliativo

Maestría en el tratamiento del dolor y en Fibromialgia

Posgrado Experto en Fibromialgia